++++++++++++++++++++++++++++

Usuario: Astrónoma Abril Polo

Estado Usuario: 😳🍃

Software: Log Manager v1.61

Fecha: 26 de Marzo, 2262

Hora: 09:16

Nave: 🅑🅘🅡🅘🅑🅘🅡🅘

++++++++++++++++++++++++++++

Fue en Enero, hace unos 12 años, una tarde como cualquier

otra. Charlábamos con mi hermana melliza Augusta, mientras

bebíamos un Malbec con un asombroso sabor a ciruela, cuando

Furibundo tocó el timbre de nuestra casa en General

Rodríguez. La vieja había ido hasta Luján, de modo que

estábamos solas. Discutíamos qué hacer a continuación ...

hacia unos pocos años nos habíamos doctorado en Moscú, pero

nuestro director, Arkadi Strugatsky, no pudo o no quiso

conseguir un trabajo para nosotras, así que volvimos a

Buenos Aires. Uno pensaría que con media humanidad entera

intentando escapar de la Tierra, en parte por el desastre

ecológico los últimos siglos, en parte por la pronosticada

erupción del Uturuncu que, según los expertos, era

inevitable e iba a reducir todavía más el bienestar de la

vida en la Tierra; en fin, uno pensaría que en semejante

contexto conseguir trabajo como astrónoma no iba a ser una

tarea titánica. Pero lo era. Una tarea titánica e imposible.

Strugatsky hijo de mal padre. No pensé que nos iba a

traicionar de esa manera. Quizá "traicionar" es una palabra

excesiva, pero nos cagó. Nos hizo creer en algo que no fue.

Augusta desconfió de entrada pero a mí me parecía una

paranoia infundada.

Durante años realizamos un modelo de Gliese 486b, o

Chernabog b, un planeta gigante, del tamaño de Neptuno, pero

con un núcleo metálico como la Tierra. En rigor nuestro

trabajo involucró modelizar la totalidad del sistema de

Chernabog, una enana roja situada a unos 33 años luz en la

constelación de Leo. La elección no fue baladí, dos siglos

antes Gliese 486b como se lo conocía en su momento —por el

viejo catálogo de estrellas compilado por Gliese— sirvió

para estudiar en profundidad, por primera vez, la atmósfera

de los exoplanetas. Con las décadas, sin embargo, el planeta

fue cayendo en el olvido, sobre todo con el desarrollo de

nueva tecnología hubiera permitido mandar sondas a las

lejanas estrellas. Augusta, que siempre fue una fanática de

la historia, le propuso a Strugatsky retomar el estudio del

olvidado sistema. Los datos que se habían obtenido durante

las primeras décadas del siglo XXI permitían, al

contrastarlos con los nuevos estudios, determinar qué tan

lejos había llegado la ciencia astronómica en dos siglos.

Casi matando dos pájaros de un tiro, nuestro estudio tenía

una finalidad tanto histórico-sociológica como

científico-natural.

Fue un éxito más rotundo del que nos hubiéramos podido

imaginar ... pero Strugatsky se llevó toda la gloria y le

otorgaron, incluso, el honor de bautizar a la estrella. Se

decidió por Chernabog (Чернобог) a sugerencia mía, por el

"dios obscuro" o el "dios negro" de los antiguos pueblos

eslavos. Me imagino que se debe haber identificado con una

divinidad maldita como Chernabog, pero quizá fue simplemente

una jugada política. Augusta había sugerido "pigem", la

palabra para cielo del pueblo originario Pilagá del Gran

Chaco, o "Kasogonaga", por la deidad del rayo de los Pilagás

y los Qom, pero Strugatsky solo se río. Me estoy yendo por

las ramas. Arkadi, querido, si me lee ... maldito seas de

día y maldito de noche; maldito cuando te acuestes y maldito

cuando te levantes; maldito cuando salgas y maldito cuando

regreses.

En fin, que estábamos recordando y discutiendo estos temas y

futuros posibles, mientras bebíamos ese maravilloso Malbec,

cuando Furibundo tocó el timbre. Casi como un presagio, como

si Kasogonaga le estuviera agradeciendo a Augusta sus buenos

pero infructuosos servicios, se largó a llover. La tormenta

barría Buenos Aires, la nieve caía, y en minutos fue

imposible distinguir siquiera la silueta del gran Ombú

frente a la ventana.

Furibundo Lukács ...¿cómo describirlo? En ese entonces era

una mezcla de profeta ateo, charlatán de última hora,

soñador empedernido, filósofo de zapatos de goma y político

amateur. ¡Pero que carisma! A Augusta se la ganó en seguida.

Le abrimos la puerta y el tipo, que había hecho sus

investigaciones, la mira fijo y le dice "ii o-tenki desu

ne", "¿qué lindo clima, no?" La tormenta arreciaba Buenos

Aires, coqueteaba con llevarse a rastras el viejo Ombú,

barría violenta por todo General Rodríguez. Y mi hermana,

que era algo así como una otaku se enamoró, creo yo, en ese

mismo momento.

Y ese amor le costó la vida.

Años después acá estoy, parte de la Biribiri, rumbo a un

Épsilon Eridanni al que nunca voy a llegar, para cumplir

sueños que no son míos.

Oh, joder, creo que prefiero llamar a Lébedev a mi cuarto y

caer en el primer 🌿⚗️ y el segundo olvido 🎆.

𝗘𝗢𝗙


Source